En 1968 el crítico de arte Vicente Aguilera Cerni llega a Vilafamés en una visita familiar. El pueblo y el entorno de la localidad le cautivan y propone a las autoridades locales la creación de un museo de arte contemporáneo. La idea planteada es muy bien acogida por la corporación municipal y su alcalde, Vicente Benet.
Previamente a la inauguración del museo en sí, se producen una serie de exposiciones plásticas con el fin de difundir la idea de la creación entre los artistas y sopesar la aceptación de la propuesta entre ellos. Las premisas iniciales fueron que los artistas tenían que ser o tener casa en Vilafamés y que el museo se nutría a través de cesiones temporales de obra o bien donaciones, sin compra por parte de la institución museística.
Varios son los artistas que adquieren casa en Vilafamés: desde el mismo Vicente Aguilera, pasando Joaquín Michavila, Juan Daniel Domínguez «Progreso», Gabriel Cantalapiedra, José Palanca, Agustín de Celis y Miranda d'Amico, José Agost, Manuel Menán, Uiso Alemany, Juan Reus, Francisco Lozano, Manuel Viola, Lorenzo Frechilla, Isabel Vilar y Eduardo Sanz, Teresa Eguibar, Manolo Salmanca, Roberta Matheu, Julio Salvatierra, Manolo Safont, Beatriz Buttmann, Nassio Bayarri, Vicent Varella, etc.
La labor de restauración de las casas compradas por los artistas supuso el motor de desarrollo económico de la localidad durante las primeras décadas a la vez que fue fundamental para la conservación el conjunto histórico, declarado Bien de Interés Cultural por Decreto 8/2005 de 22 de abril (DOGV núm 4993, de 26 de abril de 2005 y BOE n.º 202 de 24 de agosto de 2005).